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Operativo para salvar a los pandas gigantes: China lanza un experimento para prevenir la extinción de la especie

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El cachorro de panda olfatea, extiende una pequeña pata y se acurruca con su madre, Cao Cao. Ella se agita, lo huele suavemente y le da una lamida mientras descansan en su recinto de maternidad en la Base de Entrenamiento de Hetaoping Wilderness, en las montañas nebulosas del sudeste de China.

El cachorro, de dos meses de edad y demasiado pequeño para recibir un nombre, es del tamaño de un gato doméstico. Él y su hermana son raros tesoros genéticos, los primeros cachorros mellizos de pandas gigantes, nacidos de un macho salvaje y de una hembra enviada de regreso a la naturaleza para aparearse.

En los últimos dos años, Cao Cao, madre de nueve hijos, ha parido a la única progenie de un ambicioso programa de retorno a la naturaleza que los científicos chinos esperan salve a la especie de la extinción. Cao Cao, de 16 años, nació en estado salvaje antes de ser llevada al cautiverio en Sichuan, cuando tenía aproximadamente 13 meses de edad.

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Uno de sus cachorros machos, Tao Tao, fue liberado en 2012 y desde entonces ha sido recapturado dos veces para chequeos de salud y la colocación de un nuevo collar de rastreo. Los investigadores creen que Tao Tao puede haber engendrado un cachorro, pero tendrán que esperar hasta que la cría sea un adulto independiente para realizar las pruebas de ADN.

Los pandas salvajes, que antes se hallaban en 17 provincias, ahora viven en solo tres. Su hábitat está fragmentado, y el 73% de ellos se encuentran en grupos tan pequeños que existe una gran posibilidad de que no sobrevivan, según un informe realizado en 2017 por la Universidad Forestal de Beijing.

En la década de 1970, la población general de pandas se redujo a alrededor de 1,000. En respuesta, el gobierno chino gastó decenas de millones de dólares para crear centros de capacitación y reservas forestales, ayudando a que el número creciera a aproximadamente 2,200. De ellos, cerca del 25% reside en centros científicos, zoológicos u otras instalaciones similares.

Estas celebridades rollizas rebozan de importancia política y cultural, y de valor económico, como una atracción para el turismo. Entonces, para asegurar su supervivencia a largo plazo, China ha iniciado un experimento decisivo para enviar pandas cautivos a la naturaleza de forma permanente y estimular así las poblaciones frágiles, dispersas en seis regiones montañosas aisladas.

Igualmente vital es un plan para crear un parque de conservación de cinco millones de acres —dos veces más grande que el Parque Nacional Yellowstone— que incluirá 67 reservas actuales y será financiado por el Banco de China a un costo de $1,100 millones de dólares.

Los investigadores esperan que el parque, que estará listo en 2023, garantizará la liberación exitosa de docenas de pandas criados en cautiverio para restablecer las poblaciones silvestres en áreas que no los han visto durante décadas.

La base de Hetaoping, donde normalmente reside Cao Cao, ha liberado a cuatro hembras criadas en cautiverio desde 2016, con la esperanza de que se apareen con machos salvajes. Cao Cao es la única con preñez confirmada.

En Hetaoping, los cachorros son preparados para ser liberados en gran parte sin contacto humano. Son criados por sus madres en recintos grandes hasta que son independientes, y luego son trasladados juntos a instalaciones aisladas más grandes.

Su única interacción con los humanos es con los guardianes que les entregan bambú todos los días, vestidos con trajes de panda y empapados con la orina animal para tapar el olor humano. Cualquier persona que visite el centro debe ponerse los trajes empapados de orina. El entrenamiento para sobrevivir en la naturaleza corre por cuenta de las madres.

La base es silenciosa, más allá de la agitación del viento, sin un susurro de tráfico. Treinta cámaras de observación transmiten imágenes a 16 pantallas en la base, vigiladas todo el día por los guardianes de los pandas.

Un segundo centro, la Base de Investigación de Chengdu de Cría del Panda Gigante en la capital de Sichuan, Chengdu, ha adoptado el enfoque opuesto.

En Chengdu, manejado en colaboración con Global Cause Foundation, con sede en Virginia, los humanos entrenan a los osos para comer, trepan a los árboles y encuentran agua, lo cual facilita la intervención cuando están heridos o enfermos. La base es una importante atracción turística, que registra hasta 100,000 visitantes diarios y miles de personas que pasan por la guardería de pandas, tomando fotos ávidamente mientras los guardias les gritan que sigan su marcha.

El problema es que, sea cual sea el enfoque, la liberación de pandas puede resultar físicamente peligrosa (para los animales) y políticamente delicada (para los humanos), ya que el público reacciona con indignación ante cualquier tipo de sufrimiento o muerte de estos ejemplares.

De los 11 pandas hasta ahora liberados permanentemente por los dos centros, tres han muerto y una cuarta, Qian Qian, se enfermó y habría perecido si no hubiera sido rescatada; su historia es el foco de una reciente película de IMAX, “Pandas”.

“En algunos lugares, la población silvestre es menor a 30 ejemplares, en algunos menos de 20”, detalló Zhang Hemin, subdirector del Centro de Investigación y Conservación de China para el Panda Gigante, que dirige la base Hetaoping, así como otra instalación en Dujiangyan. “Si no les ayudamos, se extinguirán en los próximos 30 a 50 años. Es por eso que estamos entrenando a los pandas criados en cautiverio, para su liberación”.

Pero para Zhang, esta larga misión ha sido a veces desgarradora. El hombre recuerda experimentos desesperados —basados en conjeturas— en la década de 1990, cuando la tasa de supervivencia de las crías nacidas en cautiverio era de sólo el 33%. En esos días, los cachorros a menudo morían de malnutrición cuando los investigadores probaban la leche de vacas, cabras e incluso de humanos, antes de determinar que únicamente la leche de panda mantiene vivas a sus crías.

Ahora, prácticamente todos los cachorros criados en cautividad en Hetaoping sobreviven hasta la edad adulta, incluso los mellizos, que las pandas madres no mantienen por sí solas. Los cuidadores de Cao Cao deben cambiar a sus cachorros cada dos días para garantizar que ambos reciban la misma cantidad de leche materna y de atención. El personal de enfermería los alimenta con leche de panda y los frota con algodón humedecido en agua tibia para proporcionarles calor y contacto.

Cuando tienen dos años, las crías se consideran listas para ser liberadas. Pero la vida de los pandas salvajes es extremadamente difícil. Criaturas sensibles y solitarias, residen en terrenos montañosos y pasan gran parte de su tiempo masticando diariamente entre 20 y 40 libras de bambú fibroso para sobrevivir. No hibernan porque el bambú no les permite engordar lo suficiente.

Los pandas machos criados en cautiverio también enfrentan desafíos en la naturaleza por parte de los machos agresivos y territoriales, por no mencionar de otras especies. Las hembras tienen menos probabilidades de enfrentar problemas con pandas salvajes, pero el estrés, así como las mordeduras de perros salvajes y leopardos, representan una amenaza mortal.

Zhang, conocido en China como el ‘Padre de los Pandas’, asegura que uno de sus peores momentos fue cuando el primer panda criado en cautiverio y liberado después de años de investigación y entrenamiento, murió apenas un año después. Ese oso, un macho llamado Xiang Xiang, fue atacado por otros animales y murió al caer de un acantilado o de un árbol, quizás acorralado o huyendo en medio de una gran confusión. “Escuchamos los sonidos de persecuciones y peleas”, comentó Zhang sobre la desaparición de Xiang Xiang. “No fue un éxito”.

Zhang estaba devastado porque el entrenamiento del oso evidentemente lo dejó mal equipado para la vida en la naturaleza. En ese momento, relató, los investigadores básicamente inventaban cosas mientras avanzaban.

“Utilizamos nuestras ideas humanas sobre cómo sobrevivir en la naturaleza”, dijo Zhang. “Así que murió”.

El guardián de Hetaoping, He Shengshan, coincide. “Entrenamos al panda con humanos involucrados directamente paso por paso”, resaltó He. “Lo entrenamos para trepar árboles y encontrar agua y comida. Pensamos que Xiang Xiang había dominado todo lo que necesitaba para vivir en la naturaleza, pero obviamente estábamos equivocados”.

Desde entonces, los investigadores de Hetaoping han tratado de evitar el entrenamiento y el contacto humano.

El proyecto de liberación de pandas se reanudó cuatro años más tarde, y tomó otros dos años de entrenamiento para que Tao Tao (la cría de Cao Cao) estuviera preparado. Un alto funcionario del Partido Comunista abrió la jaula y él vagó por un sendero, trepó al bosque y desapareció. Sólo se podrá determinar si ahora el animal es padre cuando la posible descendencia sea adulta y se pueda analizar el ADN a partir de las heces.

El entrenamiento con humanos no ayudó a He Sheng, un macho de la base de Chengdu, liberado casi al mismo tiempo. El ejemplar murió de infección unos meses después de ser atacado, posiblemente por perros salvajes.

Zhang Zhihe, director del centro de Chengdu, se estremece visiblemente cuando se le pregunta sobre las historias y los nombres de los pandas de Chengdu que fueron entrenados para ser liberados. Después de la muerte de He Sheng, los críticos acusaron al centro en las redes sociales de “asesinar” pandas, recuerda el ejecutivo. “Los pandas son muy famosos, política, económica y culturalmente”, consideró. “El público tal vez no entienda la importancia o la dificultad. Tal vez piensan que es muy fácil. No permiten ninguna falla”.

Cuando Cao Cao fue liberada temporalmente para reproducirse con un macho salvaje, un equipo de entrenadores y cuidadores la siguieron de cerca, buscando signos de heridas o de hambre. “Conocemos a Cao Cao muy bien, así que sabemos cuando ella está en celo. “Pasa una semana antes de que se acerque un panda salvaje, así que la dejamos para que haga lo suyo”, dijo. Los especialistas supervisaron el apareamiento a través de grabaciones, y ella fue devuelta a la base.

“Ella tiene una naturaleza muy suave y tranquila, y es muy fácil para nosotros cuidarla. Cuando quisimos construir un vínculo, su personalidad confiada realmente ayudó”, explicó.

El director llama a Cao Cao una “madre héroe”, que dio a luz a tres pares de mellizos y a otras tres crías.

Tres pandas jóvenes de madres múltiples están en vías de ser liberados en Hetaoping.

El plan de reinserción no puede considerarse un éxito hasta que los pandas no sólo demuestran que pueden sobrevivir, sino también reproducirse y criar cachorros salvajes, que sobreviven y se reproducen.

“Ése es el mayor desafío para nosotros”, consideró Zhang, de la base de Chengdu. “Pasamos casi 50 años para criar pandas con éxito en cautiverio. Tal vez tomará otros 50 años reinsertar a los cautivos en la naturaleza”.

Para leer esta nota en inglés, haga clic aquí.

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