Las filtraciones enfurecen al presidente que tuitea boberías
LOS ANGELES TIMES/Opinión — No es divertido vivir en una casa con filtraciones, por lo cual debe ser un gran fastidio vivir en una -particularmente, en la Casa Blanca- donde la información se filtra por cada grieta y esquina.
Las filtraciones parecen irritar tremendamente al nuevo ocupante de 1600 Pennsylvania Ave. El miércoles pasado, durante una conferencia de prensa junto con el primer ministro israelí Benjamin Netanhayu, además de dar cuenta de las míticas proporciones (míticas en el sentido ficticio) de su victoria electoral, el presidente Trump aprovechó para quejarse acerca de las filtraciones que le costaron el puesto a su asesor de seguridad nacional, el general retirado Michael Flynn.
Trump está descubriendo algo que debería haber sabido cuando decidió ser candidato a presidente: manejar un país no es en absoluto como dirigir un negocio inmobiliario...”.
En la conferencia, el presidente definió las filtraciones de agencias de inteligencia y del orden, así como de la Casa Blanca, como “actos delictivos”, y expresó simpatía por su malogrado asistente, además de criticar a los receptores de la información filtrada: los medios de noticias. “El general Flynn es un hombre maravilloso”, aseguró Trump. “Creo que ha sido tratado muy, muy injustamente por los medios, por los ‘falsos medios’, como los llamo en muchos casos”.
El tono de la última diatriba de Trump socavó la versión oficial de los acontecimientos que rodearon la salida de Flynn. El martes, el secretario de prensa, Sean Spicer, afirmó que el presidente había actuado con decisión al apartar a Flynn cuando se enteró de que el general había mentido acerca del contenido de sus reuniones con autoridades rusas. A juzgar por los comentarios del presidente, no estuvo tan molesto con Flynn y no lo hubiera dejado ir si los detalles de sus acciones no se hubieran hecho públicos.
Trump está descubriendo algo que debería haber sabido cuando decidió ser candidato a presidente: manejar un país no es en absoluto como dirigir un negocio inmobiliario o interpretar el papel de un brillante hombre de negocios en la televisión. No puede escupir órdenes y hacer que todos hagan lo que él pide. Tampoco puede ocultar el lado desagradable de sus actividades, y no puede evitar la rendición de cuentas y las preguntas difíciles.
En respuesta al último ataque de Trump acerca de los ‘medios falsos’, Jake Tapper, de CNN, intentó instruir al novel comandante en jefe. “Los medios, por supuesto, no despidieron al general Flynn. El presidente Trump lo hizo”, afirmó Tapper en su programa del miércoles último. “Ahora, lo que los medios hicieron fue revelar a la nación que el general Flynn había mentido al equipo de Trump, incluido el vicepresidente Pence, cuando aseguró que nunca había discutido las sanciones de Obama a Rusia con el embajador de dicho país.
El presidente Trump supo esto el 26 de enero, pero no actuó hasta que los medios revelaron la verdad a ustedes, el público, y al vicepresidente Pence mismo”.
Tapper continuó explicando la diferencia entre las teorías de conspiración y las noticias reales a Trump. Los artículos acerca de Flynn fueron noticias porque se basaron en hechos provistos -sí, filtrados- por funcionarios con información real. “Las teorías conspirativas son diferentes. Son falsas, son malas, son una tontería”, expresó Tapper, antes de dar dos ejemplos de éstas: el infundio de que el presidente Obama nació en Kenia y la falsa afirmación de que el padre del senador Ted Cruz, de Texas, haya estado involucrado en la trama para matar al presidente Kennedy.
Trump debería estar familiarizado con esas dos alocadas teorías, ya que fue quien las alimentó. Sin embargo, es improbable que el presidente obtenga una nueva apreciación de los hechos; no es así como funciona su mente. Él percibe el mundo en términos sencillos, en los que sólo importa una cosa: quién está con él, y quién en su contra. Cualquier otra verdad es irrelevante.
Si desea leer la nota en inglés, haga clic aquí.
Traducción: Valeria Agis