El cátcher de los Angels, Rene Rivera, sabe lo que es la perseverancia en las Grandes Ligas
Es un receptor, no un corredor, aunque la distancia recorrida para alcanzar su destino es impresionante.
En el vestuario de los Angels esta primavera no hay un jugador que haya venido de tan lejos, lo cual es notable ya que los primeros pasos de Shohei Ohtani fueron en Japón.
“Él es”, dijo el manager general Billy Eppler, “el maratoniano por excelencia”.
Rene Rivera es un suplente cuya historia de perseverancia es digna de ser titular en una alineación de grandes historias de los entrenamientos de primavera.
Él es un ejemplo, una razón para creer, un tipo al que le pagan por hacer sentadillas en un lugar en el que aún no se ha asentado.
“Dios te da la fuerza para jugar a este deporte, es un juego duro”, dijo Rivera. “Hay un porcentaje de gente tan pequeño que puede alcanzar este nivel. ¿Quieres quitarte tu jersey? ¿Por qué no esperas hasta que ellos te quiten el jersey?”.
Y cuando ellos te quiten el jersey, ¿por qué aceptar tu destino? ¿Por qué no seguir intentándolo, contra el viento, las opciones, o lo que sea que tengas enfrente?
Rivera, a sus 34 años, firmó como agente libre en enero, gracias a su defensa estelar, su poder ocasional al bate y su voluntad maravillosa:
Una vez pasaron 4 años y medio -cuando tenía 23 y 27 años, su máximo nivel- entre partidos de Grandes Ligas.
Comenzó una temporada con un equipo independiente que cerró el negocio mucho antes que él, los Camden Riversharks, que desaparecieron en 2015.
Pasó toda la temporada 2012 -casi ocho años después de debutar en ligas mayores- enterrado en las menores.
“Algunos creerán que di varios pasos atrás en mi vida”, dijo Rivera. “Pero aprendes y creces. Aprendí a seguir trabajando por tus sueños. Uno nunca abandona sus sueños”.
En un punto de su largo camino, después de ser cortado por Tampa Bay solo cuatro días después del primer partido de la temporada 2016, Rivera tuiteó lo siguiente: “Mi carrera ha sido de todo menos normal”.
Como si quisiera acentuar ese comentario, una semana después de su despido firmó con los Mets de Nueva York, y a mitad de temporada, estaba jugando tan bien que se había convertido en el cátcher personal de Noah Syndergaard. Una temporada que comenzó con un Rivera desempleado terminó con él como titular en la serie divisional de la Liga Nacional.
“Ha sufrido y ha superado obstáculos, muchos obstáculos”, dijo Eppler. “Eso te lleva a confiar en el carácter y el deseo de un jugador”.
Los Angels son la séptima organización de Rivera, como siete son las veces que ha pisado la agencia libre gracias a equipos que no creían necesitarlo. Ha sido traspasado y reclamado una vez. Ha pasado parte de nueve temporadas en las menores y parte de diez en Triple A. Ha jugado con 14 equipos de ligas menores, incluyendo los 51s de Las Vegas en 2008 y otra vez con ellos casi nueve años después.
“Nunca abandono”, dijo Rivera. “Esa es una cosa que siento que me ha hecho mejor persona. Si creo en mí mismo, y creo que puedo hacerlo, ¿por qué no intentarlo?”.
Ha jugado pelota invernal en la República Dominicana y en Puerto Rico, y pelota veraniega en casi todos los lugares, incluyendo las ligas del Atlántico, Internacional, del Medio Oeste, del Noroeste, de la Costa del Pacífico y del Sur.
Esas paradas, al menos, tenían una conexión directa con la esperanza, ya que tenían afiliación con equipos de las mayores. Los independientes Riversharks estaban conectados solo con la desesperación, y Rivera se unió a ellos en 2010 porque no era deseado por las mayores y cada uno de sus 30 equipos.
Después de un mes y casi inmediatamente después de jugar en una doble cartelera, Rivera firmó con los Yankees de Nueva York, aunque tardaría otro año y otro cambio de organización -esta vez a Minnesota- antes de su regreso a las grandes ligas.
“Cuando se enteran de eso, oigo a compañeros de equipo que vienen y me dicen, ‘Vaya, no tenía ni idea de dónde has estado’”, dijo Rivera. “Ellos creen que es increíble, yo no lo veo así. Es solo parte de mi vida. A mí me parece normal”.
Nativo de Puerto Rico, Rivera dijo que su familia superó los huracanes de septiembre, aunque perdió la comunicación con su madre durante más de dos semanas.
Tres meses después, trabajando con tiendas en el sur de Florida, donde Rivera vive en la temporada baja, recogió más de 25,000 juguetes y celebró una fiesta de Navidad para niños en su isla natal.
Eso también parecía normal, explicó -alguien que ha tenido que trabajar por todo aprecia el valor de recibir un regalo.
“Puedes aprender en la vida, siempre”, dijo Rivera. “Me siento bien por poder compartir mi historia con la gente. Lo hice a través del béisbol. Pero creo que cualquiera puede hacer lo que quiera si creen en ellos mismos y trabajan en ello”.
Ohtani batea y falla
Ohtani le pegó un doblete y un sencillo a Nick Tropeano durante una actuación de 2 de 8 en un amistoso entre compañeros de equipo el martes, en el Estadio Tempe Diablo.
Pareció más cómodo cuando se enfrentó al diestro Tropeano que cuando lo hizo ante el zurdo Tyler Skaggs, ante el que Ohtani se ponchó tres veces.
“Pensé que estaba bastante bien, ya que pude aprovechar varios lanzamientos”, dijo Ohtani a través del departamento de relaciones públicas de los Angels. “No estoy seguro de cómo resultará en los partidos. Pero espero hacer ajustes en cada uno de mis turnos al bate”.